Otra vuelta alrededor del sol
No le reprocho al tiempo
pues él me ha enseñado
no me quejo con la vida
pues me ha dado el placer
de vivirla.
Tampoco critico a la luna
si mis noches de soledad adornó
a lo mucho regaño al sol
que en ciertos días grises
se escondió.
Nada le reclamo al destino:
ni familia ni amigos
ni aquellas aves de paso
que lo dulce y amargo
del placer me enseñaron,
incluso, acepto aquellas espinas
de las que rosas brotaron.
Mas, hay ciertas cosas que no concibo
y que me hacen daño:
tener que restar vida, mientras voy
sumando años,
no conocer el día en que desconozca
que ya no vivo,
sentir la seguridad incierta de saber
que al punto final
ya no lo seguirán, dos puntos suspensivos.