En esta ocasión nos detendremos a analizar Gólgota Rosa, un poema que a primera instancia nos crea la idea de un escrito erótico, lo cual no sorprende mucho pues sabemos que su autor, Fabio Fiallo, fue un fiel seguidor del romanticismo tardío de Bécquer. Echemos una mirada más de cerca:
Gólgota rosa
Del cuello de la amada pende un Cristo,
Joyel en oro de un buril genial,
y parece este Cristo en su agonía
dichoso de la vida al expirar.
Tienen sus dulces ojos moribundos
tal expresiones de gozo mundanal,
que a veces pienso si el genial artista
diole a su Cristo alma de Don Juan
Hay en la frente inclinación equívoca
curiosidad astuta en el mirar,
y la intención del labio si es de angustia,
al mismo tiempo es contracción sensual
¡Oh! Pequeño Jesús crucificado
déjame a mí morir en tu lugar
sobre la tentación de ese calvario
hecho en las dos colinas de un rosal
Dame tu puesto o teme que mi mano
con impulso de arranque pasional,
la faz te vuelva contra el cielo y cambie
la oblicua dirección de tu mirar
¡Vaya! Sin duda alguna toda una genialidad por parte de Fiallo, su capacidad para describir los deseos y sentimientos que lo inundan usando la analogía del calvario o el Gólgota -lugar en donde fue crucificado Jesús- es sencillamente impresionante.
Empecemos con la estructura externa del poema, como podemos apreciar, el mismo consta de 5 estrofas de 4 versos cada una, o sea, que consta de 20 versos de arte mayor con un marcado predominio de rima asonante.
El andamiaje, esto es, en donde el autor monta o apoya el poema, es un crucifijo, el cual constituye la imagen de Jesús crucificado y al mismo tiempo, la representación de la iglesia católica romana. Símbolo de respeto y solemnidad para muchos. Sin embargo, vemos la forma en que Fabio ignora todo esto al jugar con el recurso y servirse de él para referirse de manera precisa a los atributos de una mujer.
Si nos enfocamos en el título veremos que, el autor utiliza el adjetivo “rosa” para calificar el Gólgota, algo totalmente contrario a las creencias tradicionales que consideran al calvario como un lugar negro y oscuro por ser este el sitio en que Jesús murió derramando su sangre por nosotros. Literalmente, llamado como el lugar de las calaveras.
No obstante, Fiallo le cambia por completo la connotación y lo califica como “rosa”, es decir, un lugar completamente acogedor y deseado por él, cosa que queda de manifiesto en la primera estrofa cuando nos dice: “parece este Cristo en su agonía, dichoso de la vida al expirar”. Todo ello por encontrarse allí con la mirada hacia abajo, lo que el autor señala como una curiosidad astuta.
Ahora bien, ¿Qué tiene que ver el Gólgota aquí?
Sencillamente, se hace una analogía entre este sitio y los senos de la mujer (“dos colinas de un rosal”), pues como el crucifijo está colgando de su cuello, este aterriza justamente en ese lugar, lugar que Fiallo desea tomar con gran deseo (“Déjame a mí morir en tu lugar”).
Por otra parte, si nos detenemos a observar la imagen de Jesús en un crucifijo, notaremos que sus labios se conforman de una manera tal, que denotan cierto tipo de aflicción; el autor juega con esta imagen y dice que además de la angustia expresada por la crucifixión, esto se debe al deseo sexual y pasional que envuelve al Cristo.
Definitivamente, aunque el poema esté considerado por muchos como una falta de respeto a la imagen de Jesús al atribuirle cosas que en realidad no son, no se puede negar el hecho de que se trata de toda una obra de arte que cumple a la perfección con una las finalidades del modernismo dominicano: el sensualismo y la exploración de lo erótico. Y aunque la mayoría de las obras modernistas en República Dominicana no llegaran a tener el nivel de refinamiento y exquisitez propuestos Ruben Darío debido al contexto histórico en el que se desarrolló, Gólgota Rosa constituye verdaderamente un botón de muestra a las sensaciones y emociones internas de la persona.
Excelente analiais
Muy buena