Y esta soy yo, veinteañera, cuasi contadora y loca con las aves, ¿Que por qué? porque vuelan, y volar es sinónimo de libertad: ¿Quién no querría ser libre en un mundo de esclavos?

Se preguntarán de dónde provengo y cuáles son mis vuelos, pues, hay un Puerto de Plata que baña el Atlántico como su novia. En el extremo perfecto para navegar y que la naveguen. El norte le queda pequeño siendo su norte; barcos vienen y barcos van y sigue habiendo plata. Tiene mares, tiene ríos, tiene gente que no tiene frío. De allí vengo yo, de mi amada Puerto Plata.

Si bien me apasionan los números, las letras son mi debilidad, y aunque no las comprenda del todo, me gusta jugar a la arquitecta con ellas, conforman el mejor camino hacia el alivio y el desahogo y me permiten representarme como soy: sin ataduras ni tapujos; más bien de manera libre: libre como el viento que recorren aquellas aves, libre, como las hojas del otoño.

Así que, creo que no hay más que explicar, supongo que soy una poesía difícil de descifrar o quizás, un poema que me cuesta conjugar. En cualquiera de los casos, lo cierto es -y como decía García Lorca- que la poesía no quiere adeptos, quiere amantes: ¡Y yo me considero una! ❤