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Las barreras del aprendizaje por competencias

Recientemente se ha implementado una modificación en el currículo educativo dominicano, la misma se orienta a implementar una nueva línea en lo que al aprendizaje de los estudiantes se refiere: aprendizaje basado en competencias. Pero, a continuación, veamos algunos de los Inconvenientes o Dificultades que esto supone.

Recordemos lo que plantea el currículo al respecto, según este, competencia se define como la capacidad para actuar de manera eficaz y  autónoma  en contextos y situaciones diversas, movilizando de manera integrada conceptos, procedimientos, actitudes y valores.

En ese sentido, las competencias que el mismo plantea son siete:

Competencia Ética y Ciudadana
Competencia Comunicativa
Competencia Pensamiento Lógico, Creativo y Crítico 
Competencia Resolución de Problemas 
Competencia Científico–Tecnológica 
Competencia Ambiental y de la Salud 
Competencia Desarrollo Personal y espiritual

Sin embargo, antes de implementar dicha modificación entendemos que existen algunos problemas concernientes que deben tratarse y tomarse en cuenta para que esta modificación logre el resultado esperado.

El cambio en la metodología que el aprendizaje por competencias exige y requiere, no se está llevando a cabo de manera adecuada y existen motivos internos y externos que pueden ilustrar esta problemática. Lo que pretendemos a continuación es presentar dos de los principales:

Primera barrera: la resistencia al cambio que acompaña el aprendizaje por contenidos de transmisión directa, no tiene un reemplazo evidente por parte del profesorado. Es decir, metodológicamente no cuentan con recursos para llegar a los mismos objetivos de otra manera. Dicho de otro modo: no han sido dotados o se resisten a  estrategias de trabajo de aula, que les posibilite hacer la transición del saber, al saber hacer en una situación determinada.

La consecuencia más directa y evidente de esto es que, aun siendo reglamentario el aprendizaje por competencias, se sigue haciendo una enseñanza tradicional, muy alejada de lo que se pretende legalmente.

Segunda barrera: la generalidad del concepto “competencia”. Si bien el currículo nos plantea una visión holística sobre el término, creemos que muchas veces se presenta cierta confusión concerniente a ello, y esto es la base fundamental de las múltiples quejas precedentes de maestros quizás no muy capacitados. Al no existir un punto en el que todos converjan, dentro del aula se vale todo. La premisa de que “competencia” es un término demasiado genérico  se vuelve cada vez más viral, provocando que pierda empleabilidad en el trabajo de aula. Este el razonamiento que muchos docentes defienden.

Tercera barrera: lo dificultoso que se torna la evaluación por competencias. Gran parte de los docentes actuales consideran no propicio evaluar por competencias. La complejidad de las rúbricas, su falta de relación univoca entre lo cuantitativo y lo cualitativo y la sencillez de seguir utilizando pruebas tradicionales basadas en contenidos, son solo algunos de los argumentos más populares que se repiten. Un docente que para evaluar disponga de una multiplicidad de variables de control, sencillamente no lo hará o quizás, en el mejor de los casos, no lo hará bien.

Sin lugar a dudas, el aprendizaje por competencias es válido, se puede y debe hacerse (así lo han dispuesto las autoridades). Pero para que sea útil y lo acepte la mayoría del profesorado actual, deberá cumplir dos características que son necesarias en todo cambio metodológico: realismo contextualizado y facilidad para su aplicación en el aula. Evidentemente no se está haciendo desde esta perspectiva, y a esto se debe dicho malestar y resistencia actual.

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