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Competencia Argumentativa: La Gran Utopía

La competencia argumentativa suele definirse como el proceso mediante el cual una persona expone su punto de vista acerca de problemas sociales, temas de la actualidad y situaciones de la vida diaria; dando a conocer de manera clara y abierta las razones o argumentos que sustenten sus ideas. Esto se utiliza con diferentes fines comunicativos: convencer una persona, hacer que cambie de opinión, demostrar algo, etc.

Se trata de una capacidad esencial en el ámbito educativo, sin embargo, en la escuela actual se señala constantemente que los estudiantes tienen la ausencia de ella, es decir, que no cuentan con la capacidad para construir un punto de vista y defenderlo mediante un cúmulo de argumentos.

Pero entonces, a raíz de esto vale hacerse las siguientes preguntas:

-¿Se está fomentando en las escuelas el desarrollo de esta competencia?

-Los libros –Principales recursos didácticos– ¿Están realmente dotados de contenidos que estimulen el pensamiento crítico?

-Y por último, ¿Cuentan los maestros (guías del proceso) con el dominio de dicha competencia?

Aunque esta última pregunta no deja de ser influyente para el asunto en cuestión, es claro que el darle una respuesta requeriría de un estudio más riguroso, por lo que para los objetivos propuestos sólo nos enfocaremos en las dos primeras, revisando críticamente si las prácticas de enseñanza de la lectura, la escritura y la argumentación están realmente encaminadas a desarrollar esta capacidad de forma  oral y escrita en los estudiantes.

Lógicamente, lo que de inmediato se hace necesario es conocer cuáles son esas estrategias didácticas que favorecen el florecimiento de esta capacidad, para luego entonces contrastarlas con las prácticas y contenidos utilizados en la educación. Precisamente, para hacerlo partiremos de lo que consideramos como la brújula que guía a todo docente: el currículo.

Las estrategias que éste presenta para el desarrollo de la habilidad argumentativa son:

El Debate

Ya que la principal característica que define a un tema argumentativo es su debatibilidad, hemos colocado al debate en la cúspide de la pirámide de estrategias argumentativas, no hace falta el explicar el porqué, pues ya sabemos que dadas sus características su principal cometido es que el estudiante haga uso de argumentos  para defender una idea. De más estaría decir que al poner en marcha habilidades de pensamiento complejas como ésta, se estimularía grandemente la competencia argumentativa. Sin lugar a dudas, la estrategia madre para este propósito es el debate.

Indagación dialógica o cuestionamiento

Mediante esta estrategia se estimula el pensamiento crítico y analítico de los estudiantes por medio de las preguntas, pero para que adquiera su verdadera connotación, éstas deben tener como principal característica el no poder dar como respuesta un monosílabo. Por tanto, es importante que los maestros formulen preguntas abiertas que estimulen el desarrollo del pensamiento y de esta competencia.

Aprendizaje basado en problemas

Puesto que el aprendizaje basado en problemas tiene como punto de partida una situación pertinente y problemática diseñada por el docente o tomada de la realidad, esta estrategia sería una excelente aliada a la hora de estimular el pensamiento crítico, pues para encontrarle solución a dicho problema, el estudiante tendrá que formular preguntas, generar hipótesis, recopilar información y analizarla para llegar a una conclusión. Con requerimientos como éstos, evidentemente los estudiantes estarán a un paso más de lograr el desarrollo de sus capacidades argumentativas.

Estudio de caso

Una estrategia que fomenta la participación de los estudiantes y que desarrolla el espíritu crítico y creativo de los mismos mediante su inmersión en un caso o problema concreto de la vida real, aquí tendrán que analizar datos y hechos para llegar a una decisión razonada de manera grupal. A través de esto se les estará preparando para la toma de decisiones y la contrastación de argumentos.

Aprendizaje cooperativo

En este proceso de enseñanza y aprendizaje, el aprendizaje cooperativo actúa como un mediador en los procesos comunicativos. En la medida en que se unifican ideas desde la creación de un ambiente de socialización en el que todos aportan pensamientos, está claro que el estudiante tendrá que hacer uso de buenas propuestas para que sean aceptadas por la mayoría. Contribuyendo de esa forma al fortalecimiento de sus habilidades persuasivas.

Producción y comentario de textos

Sabemos que las exigencias de la vida cotidiana demandan que estemos en la capacidad de traducir en forma escrita lo que pensamos o sentimos. El implemento de una táctica como ésta permitirá que a través de la introducción de textos en los que predominan la argumentación (editoriales, artículos de opinión, informes, ensayos, reseñas, etc.) los alumnos tomen pequeñas pinceladas para que posteriormente sean ellos mismos quienes redacten sus propios textos y critiquen el de los demás, logrando de esta forma que poco a poco desarrollen los capacidades cognitivas.

Mesa redonda

Otra excelente forma de desarrollar el pensamiento crítico en el estudiantado, es a través de la mesa redonda, pues de forma similar al debate los alumnos sostendrán puntos de vistas divergentes o contradictorios sobre un mismo tema y, dada la confrontación de enfoques se propiciará la capacidad para seleccionar y manejar la información. Esto dará como resultado un desarrollo en la expresión oral y las facultades argumentativas.

Bien, ya que conocemos algunas estrategias que promueven el pensamiento analítico en los estudiantes, volveremos a nuestra pregunta de partida: ¿Cuentan los libros de textos con actividades o temas que favorezcan el fortalecimiento de esta competencia?

Como en el nivel secundario se procura que los estudiantes se transformen progresivamente en sujetos reflexivos, críticos, activos y autónomos, nos basaremos únicamente en los libros de textos de lengua y literatura de este nivel para responder dicha interrogante. No olvidando por ello el hecho de que el nivel primario también es bastante influyente, pues aquí se garantiza el desarrollo cognoscitivo de los niños y niñas, primer paso hacia el desarrollo de toda capacidad intelectual.

Asimismo, es relevante agregar que los textos tomados como referencia son los tradicionales pertenecientes al editorial Santillana en su primera edición. Dicho esto, vamos a conocerlos.

Lengua y Literatura 1

Éste, al igual que los demás libros del nivel secundario se divide en 5 bloques o secciones:

-Producción: con actividades de exploración destinadas a facilitar el desarrollo de competencias lingüísticas, pragmáticas y artísticas.

-Comunicación: con contenidos conceptuales que propician el desarrollo de competencias comunicativa, pragmática y lingüística.

-Taller de pensamiento: con contenidos vinculados al desarrollo de operaciones mentales y competencias intelectuales.

-Gramática: con actividades que promueven el uso de la lengua y las normas correctas de escritura.

-Antología de textos: encaminada a promover el encuentro por parte de los alumnos con textos de autores cuya obra será estudiada en la unidad.

-Literatura y actividades: dirigida a integrar informaciones y conceptos relativos a los distintos periodos estudiados en cada unidad.

-Evaluación de competencias: con ejercicios vinculados a los contenidos de cada sección trabajada a lo largo de la unidad.

Sin embargo, para lo que nos hemos propuesto bastará con enfocarnos únicamente en las secciones de producción y en la de lectura y actividades.

En el primer semestre se muestra la competencia que se desea alcanzar: “el estudiante comprende y produce textos narrativos, descriptivos y argumentativos”. Para el logro de ello recurre al uso de diversos tipos de textos (narrativos, argumentativos, descriptivos, ensayos y expositivos) y luego se apoya en actividades que en ocasiones lo incitan a pensar y a exponer argumentos. Aun así, en su gran mayoría las actividades que se presentan están conformadas por preguntas cerradas que básicamente se responden releyendo el texto.

La cantidad de contenidos sobre gramática y literatura de la edad media superan por mucho los contenidos que promueven la capacidad argumentativa y, un dato bastante curioso es que en las ocasiones en las que hay que producir textos no muestra los pasos para hacerlo.

De igual forma, hay que resaltar que de las estrategias mencionadas aquí anteriormente, tuvieron lugar –de manera escasa– algunas como: producción y comentario de texto, el debate y el aprendizaje cooperativo.

Lengua y Literatura 2

Este libro sigue prácticamente el mismo patrón que el anterior, en él se incluye la lectura de diversos textos argumentativos como el ensayo, pero en ningún momento aparece una actividad en la que el estudiante deba redactar uno.

Un punto a favor que tiene frente al anterior es que en él se ofrecen ciertos tipos de consejos para mejorar la habilidad argumentativa y, de igual forma introduce la reseña como medio para la crítica.

También presenta actividades en las que hay que plantear tesis y aportar argumentos para sustentarla. En síntesis, se podría decir que es un texto que pretende despertar la argumentación en los estudiantes, pero que aún le falta enfatizar más en lo que a esto se refiere. Abundan las literaturas hispanoamericanas y de nuevo aparece el debate como estrategia argumentativa.

Lengua y Literatura 3

De las diez unidades que posee este texto, sólo en una tiene lugar la argumentación (unidad 8). Por lo demás diríamos que se prioriza mucho la gramática y la ortografía.

Aunque es cierto que cuenta de manera minimizada con actividades en las que hay que hacer uso de la argumentación tales como: opinar, juzgar y someter la información a juicio propio. De la misma forma, introduce textos como el informe, ensayos, textos prescriptivos y narrativos que, sin duda alguna contribuyen significativamente en el desarrollo del pensamiento crítico. Pero, ¿De qué sirve sólo leer  textos  de este tipo si no se muestran los pasos para redactar uno?

De todas las estrategias en las que se hizo hincapié, aquí sólo hizo acto de presencia algunos comentarios de textos y, cabe destacar que es el único libro de los cuatro en el que no aparece lo que catalogamos como la estrategia madre, el debate.

Lengua y Literatura 4

Si estableciéramos una escala en la cual puntuáramos los libros con la mayor cantidad de contenidos de naturaleza argumentativa, sin duda alguna “Lengua y Literatura 4” se llevaría el máximo galardón, pues es un texto que está excelentemente equipado con actividades y contenidos que propician la competencia argumentativa.

Aquí se presentan muchos textos con la estructura de tesis-demostración y luego se ofrecen pautas para elaborarlos. Entre ellos destacan artículos de opinión, textos científicos, periodísticos, reseñas y de manera muy especial textos persuasivos. En fin, toda una gama de actividades que si se llevaran a cabo de forma sistemática sin lugar a dudas se estaría contribuyendo al perfeccionamiento de la capacidad argumentativa en el estudiante.

Además del debate, se presentan actividades en las que se deben realizar seminarios, lo que claramente es una manifestación del ABP o aprendizaje basado en proyectos.

En pocas palabras, este libro en manos de un buen maestro constituiría una de las mejores armas para erradicar el problema de la deficiencia argumentativa en nuestros estudiantes.

Pero, ¿por qué esperar hasta el último grado de este nivel para poner más énfasis en estas estrategias?

El discurso argumentativo es una actividad cuyo aprendizaje está determinado por el contexto social y las intervenciones escolares y, dado que el nivel medio se presenta como un proceso integrado, la escuela debería ser el lugar por excelencia –desde su inicio– en el que se fomente el desarrollo de las capacidades argumentativas. Pero en lugar de ello, se enfoca más en profundizar las causas que dificultan la argumentación, que en desarrollar una didáctica encaminada a lograr que los estudiantes incorporen tan anhelada competencia.

“Formar hombres y mujeres libres, críticos y creativos capaces de participar y constituir una sociedad en la que estén aptos para cuestionarla en forma permanente”. Éste es uno de los grandes fines de nuestra educación.

Ahora bien, ¿Cómo esperan alcanzarlo si uno de los recursos didácticos más importantes para mejorar la calidad de los aprendizajes no está articulado para eso?

Particularmente, considero que sólo uno de ellos está realmente bien constituido para el logro de este propósito, y aunque se hayan incluido gran parte de las estrategias en el último grado del nivel medio, los estudiantes parecieran llegar a las universidades sin el más mínimo conocimiento sobre ellas.

Esto me lleva a pensar que quizás –sólo quizás– sean los maestros quienes no tengan dominio de ellas o no sepan implementarlas y, evidentemente una de sus tareas principales es reconocer y valorar desde edades tempranas aquellas manifestaciones orales o escritas de la competencia argumentativa. Esto me lleva a plantearme la siguiente hipótesis:

Dada la creencia de la incapacidad cognitiva y lingüística de los niños para ejercer la argumentación, tal vez se piense que no tiene sentido alguno diseñar e implementar ningún tipo de proceso dirigido a estimular su desarrollo. Creencia que sin duda alguna debe ser extirpada, pues si se inicia un trabajo gradual a partir de los primeros años, es probable que ya en los grados más avanzados se logren tener buenos argumentadores, facilitándole de esta forma el trabajo a la educación media.

Tal vez los niños de la educación primaria no estén en condiciones de realizar una argumentación (y sobre todo la escrita) con todos los requerimientos lingüísticos formales, pero algo es seguro: pueden realizar estructuras muy aproximadas.

En mis años de educación básica y media no recuerdo haber hecho uso del debate u otra estrategia que propiciara la capacidad argumentativa. Salvo en mi último año y con la intervención de un excelente maestro que cito con orgullo y admiración: Miguel Andrés Jáquez Reyes. Apoyándose en el que a mi entender es el mejor de los libros para estos fines, fue quien poco a poco fue despertando en mí el mejoramiento de esta competencia.

Para finalizar, sólo resta decir que, en definitiva, argumentar constituye para todos los actores de una sociedad, el medio idóneo para defender sus ideas y examinar de manera crítica las de los demás. Pero si esperamos a que los niños y niñas lleguen a grados avanzados (y ni siquiera en ellos se trabaja como se debería) esa enseñanza tardía puede ser una de las causas más significativas de las dificultades que experimentan los jóvenes y adultos para ejercer esta competencia, haciendo que cada día el tan anhelado fin de la educación dominicana se convierta en una de las más grandes utopías.

Publicado en Ensayos.

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